Actualmente no hay tratamiento curativo para la Enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, hay terapias farmacológicas (medicamentos) y terapias no farmacológicas (intervenciones psicosociales) que consiguen enlentecer el proceso de deterioro, procurando mantener el máximo tiempo posible la autonomía y las capacidades preservadas.
Terapias No Farmacológicas, intervenciones que buscan aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y de sus familias. Se define como una intervención no química, teóricamente sustentada, focalizada y replicable, realizada sobre el paciente o el cuidador y potencialmente capaz de obtener un beneficio relevante. Los objetivos terapéuticos del tratamiento no farmacológico son:
- Estimular, mantener o potenciar las capacidades preservadas del usuario.
- Evitar la desconexión con su entorno y fortalecer las relaciones sociales.
- Dar seguridad e incrementar la autonomía del usuario en las actividades de la vida diaria.
- Estimular la propia identidad y autoestima.
- Minimizar el estrés y evitar reacciones psicológicas anómalas.
- Retrasar o enlentecer la evolución de la enfermedad, mejorando el rendimiento cognitivo y funcional.
- Mejorar la calidad de vida de la persona enferma y sus familiares cuidadores.
Entre las TNF podemos destacar:
- Estimulación Cognitiva tradicional (ejercicios lápiz y papel) y Estimulación Cognitiva a través de nuevas tecnologías (Programa Gradior, Imentia…). Estimulación Cognitiva a través del Método Montessori.
- Terapia Ocupacional (Actividades de la Vida Diaria, Terapia Psicomotriz (Psicomotricidad, Psicomotricidad Fina, Esquema Corporal), Reminiscencia, Actividades Musicales, Manualidades, Actividad Sensorial, Cultura General, Taller Emocional, Actividades lúdico-recreativas, Prensa y Actualidad, Wiiterapia).
Las investigaciones han demostrado que las TNF, combinadas con las TF, pueden ser tan efectivas, o incluso más en algunos casos, que el uso de fármacos por sí solos para el tratamiento de algunos de los principales síntomas de esta enfermedad, mejorando la calidad de vida de las personas con demencia y sus cuidadores.
Entre los tratamientos farmacológicos destinados a paliar los efectos de esta patología existen varios principios activos que se comercializan dependiendo de la fase en la que se encuentre el paciente: Donepecilo (Aricept), Rivastigmina (Exelon), Galantamina (Raminyl) son inhibidores de la composición de la acetilcolina en el cerebro, y por lo general son utilizados para el tratamiento de los síntomas de grado leve del deterioro cognitivo; su efecto es meramente sintomático, principalmente sobre la memoria y las actividades de la vida diaria. Fase moderada-severa la Memantina (Ebixa), además, bloquea los efectos tóxicos asociados con el exceso de glutamato y regula la activación de este; en ocasiones también se utiliza el Donepecilo en esta fase.
Junto con los fármacos específicos para tratar la enfermedad de Alzheimer, se utilizan fármacos coadyuvantes para paliar síntomas tales como: trastornos de conducta (citalopram, mirtazapina, sertralina, bupropión, doloxetina e imipramina); inductores del sueño (zolpidem, zaleplon, eszoplicona); ansiolíticos (lorazepam, clonazapam); anticonvulsivantes (valproato de sodio, carbamazepina, oxacarbazepina); antipsicóticos (risperidona, quetiapina, olanzapina).
Son un complemento para una intervención mayor y mucho más global sobre la enfermedad.